Minoru Nagashima: El pintor japonés de Lisboa
Se encontraba en el Jardim do Torel. En mi mirador favorito de la ciudad. En uno de los “secretos” mejor guardados de Lisboa. Él estaba descansando y yo tenía prisa. Había quedado a tomar un café rápido en la esplanada,1 pero mi acompañante no llegaba y, mientras esperaba, me puse a dar un paseo por el parque. Cuando volví horas más tarde, tras ese café no tan rápido, él ya no estaba. Decidida a entrevistarle, regresé otros dos días, pero tampoco lo vi. “Debería de haberle pedido sus datos” –pensé innecesariamente. Porque, como hoy ha amanecido un día precioso en Lisboa y también es viernes, el tercer viernes desde aquel día, me he dicho: ¡O ahora o nunca! Y ahí estaba él: Minoru Nagashima, “el pintor japonés de Lisboa”, del que tanto había oído hablar y con el que tanto quería hablar. Cuando he llegado, también hoy se encontraba descansando… Así que hemos podido conversar un rato. El suficiente para que haya acabado por dejarme que le sacara en las fotografías, sin necesidad de insistir demasiado.
Nagashima cambió Tokio por Lisboa hace unos 15 años. ¡Me gusta mucho Lisboa! –exclama tras preguntarle el porqué de su prolongada estancia aquí.
Desde que llegó no ha parado de pintar cuadros. Ha pintado el mirador de Santa Catarina, el de São Pedro de Alcântara, el de Graça… “Alfama”, añade sonriendo, “mucho Alfama”. Su portugués es limitado, pero Nagashima es una persona cercana y eso facilita las cosas. Me contesta que sí, que también pinta retratos, pero sólo si la persona está presente. No cambia el o la modelo por una fotografía. “No, eso no…” –dice, a la vez que mueve su dedo índice.
Entre 15 y 20 días es el tiempo que tarda en pintar un lienzo, y no trabaja en su obra más de dos horas al día. El sol y la luz marcan sus horarios. Un cuadro como el que está pintando cuesta unos 340 euros. Algo más pequeños, unos 280. Tras tantos años, no necesita que le hagan mucha publicidad. Le llaman para exponer con relativa frecuencia, y así se le ve feliz.
Nagashima ha vuelto a coger los pinceles y la paleta y, mientras, yo le fotografío desde distintas perspectivas. En un momento dado, siento que comienza a mirar hacia mí. Dudo de si le podría estar molestando. “Quizá esté en su ángulo” –me planteo algo preocupada.
Finalmente, me retiro y espero apartada a que termine de trabajar para despedirme y darle las gracias.
Cuando comienza a recoger, volvemos a hablar. De pronto, descubro una figura alargada en el lienzo, que no me había parecido ver antes. Está junto a la chica que paseaba a un perro. Es otra mujer, que se acerca hacia el pintor. Viste un abrigo verdoso. Su cara es difusa. Nagashima nota que la estoy mirando y la señala y me señala. Esa otra mujer: soy yo.
Nota:
1.- En portugués se utilizan dos términos distintos para lo que llamamos terrazas. Las esplanadas, que son las terrazas de un quiosco, de un parque (con o sin vistas), etcétera, y los terraços, que se refieren más a las terrazas de los áticos, donde también se encuentran cafeterías, bares de copas o incluso restaurantes, y que normalmente ofrecen bonitas vistas de Lisboa.
Autora: Fátima Valcárcel
Fecha de publicación: 30 de abril de 2014
Datos de interés:
Dirección: Jardim do Torel.
Cómo llegar:
Autobuses: 723, 730, 760 y 767.
Funicular: Ascensor do Lavra.Oros lugares de interés en la zona: Campo dos Mártires da Pátria.
Minoru Nagashima tiene página web (pero sólo está en japonés y en portugués): http://minorunagashima.client.jp/