El lugar de la Cotovia: Museo con una Historia de más de cuatro siglos de enseñanza
Texto inédito escrito en portugués por David Felismino, para sieteLisboas. Felismino es investigador del Museu Nacional de História Natural e da Ciência (MUHNAC), de la Universidad de Lisboa.
La séptima colina, la colina do Príncipe Real, da Cotovia o do Monte Olivete, como fue llamada en el pasado y todavía, a veces, sigue siendo recordada en el presente, definida claramente en Lisboa por su topografía, lleva adquiriendo su personalidad desde hace más de cuatro siglos, en los que ha registrado constantes transformaciones naturales y artificiales, distanciadas en el tiempo, pero con un único propósito: la Enseñanza y la Ciencia.
En el interior y por detrás de los actuales edificios del Museu Nacional de História Natural e da Ciência (Museo Nacional de Historia Natural y de la Ciencia -MUHNAC-), en lo que predomina el contraste entre lo antiguo y lo moderno, se esconde la memoria de otra construcción de su Historia, con raíces en los orígenes del siglo XVII: la edificación del Noviciado jesuita da Cotovia, orientado no sólo a la predicación y formación de misioneros, sino sobre todo al estudio. En particular de la Astronomía, las Matemáticas y la Arquitectura.
El noviciado fue el resultado de la generosa intervención, con la donación de los terrenos y la atribución de una dotación, de Fernão Teles de Meneses (1530-1605), de la casa de los marqueses de Alegrete, antiguo gobernador general de la India y capitán general del Algarve. El edificio, diseñado por Baltazar Álvares (1560-1630), uno de los aquitectos más importantes del tardío Renacimiento portugués, recibió a sus primeros alumnos en 1619 y continuó, de forma ininterrumpida, hasta 1755. Fecha en la que quedó en ruinas, en gran parte como consecuencia de la fuerza destructiva del famoso terremoto ocurrido el 1 de noviembre de ese año, que redujo a escombros gran parte de la Lisboa del siglo XVIII.
El periodo de reconstrucción, tras los estragos causados, fue una época dura. En 1759, la Compañía de Jesús se vio expulsada de Portugal. Sus bienes fueron confiscados y revertidos en favor del Real Colégio dos Nobres, instituición creada en el mismo lugar por Sebastião José de Carvalho e Melo (1699-1782), marqués de Pombal y ministro del Reino, en el marco de una reforma política, social y cultural más amplia, fuertemente marcada por la Ilustración. Por esta nueva institución de enseñanza, destinada a la formación de la joven nobleza portuguesa, pasarían algunos de los más importantes hombres de Ciencia del siglo XVIII. La apuesta por una pedagogía conciliadora de la teoría y la práctica, característica del ideario de ese siglo, nunca más abandonaría este espacio.
Sin el éxito esperado, el edificio del Colegio sería ocupado en 1837 por la recién creada Escola Politécnica (Escuela Politécnica), con el objetivo de proporcionar preparación técnica básica, fundamentalmente a los futuros oficiales del ejército y de la marina.
Destruido en 1843, como consecuencia de un incendio devastador, el edificio sería reconstruido entre 1857 y 1878 basándose en los planos del arquitecto, de origen francés, Pedro Pezerat (1801-1872), satisfaciendo las necesidades de una enseñanza altamente práctica: con la instalación, entre otros, del departamento de Física (1839); de un laboratorio de Química (1839); de un museo de História Natural (1858); de un Observatorio Astronómico (1898) y de un Jardín Botánico (1878) que, en 2013, celebró su 135 aniversario.
Un gran incendio sufrido en el ala oriental, en 1978, no afectó a las bellísimas y monumentales fachadas neoclásicas del siglo XIX -todavía visibles hoy- del edificio que se sitúa en la calle que tomó su nombre en 1859 [Rua da Escola Politécnica]. Convertida oficialmente en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Lisboa en 1911, en el ámbito de las reformas liberales en materia de Enseñanza, la Escuela Politécnica dejaría marcada su memoria en este espacio. Acabada la enseñanza ya en la década de 1980, con el traslado de la Facultad de Ciencias a una zona más moderna de Lisboa, en este lugar se situaría el Museo Nacional de Historia Natural y de la Ciencia, fiel depositario y guardián de esta Historia y tradición de más de cuatro siglos de Enseñanza y de Ciencia, visibles tanto por su patrimonio arquitectónico como por las múltiples colecciones que conserva.